Desde el 2003, el consumo mundial de vinos rosados está en constante aumento. Se establece en 24 millones de hectolitros (en 2016), es decir, un aumento del 32 % desde el 2002 (fuente: Resúmenes de FranceAgriMer, Observatoire économique mondial des vins rosés [Observatorio económico de los mercados internacionales de los vinos rosados], febrero de 2018).
Francia, como principal productor y consumidor, sostiene este mercado. Desde hace 25 años, el consumo de vinos rosados se ha triplicado en este país. Hoy en día, una de cada 3 botellas de vino vendidas es de vino rosado (datos CIVP por IRI Symphony) y 9 de cada 10 consumidores de vino declaran beber vino rosado. En 15 años, la exportación de los vinos de la Provenza se ha disparado en un 500 %.
Este entusiasmo por el vino rosado sobrepasa de largo las fronteras francesas. De hecho, Estados Unidos se coloca en la segunda posición en cuanto a consumo mundial, y compra el 43 % del volumen vendido en el extranjero.
Los vinos rosados —al igual que los vinos de la Provenza y su exportación de 40 millones de botellas en 2016—, experimentan un crecimiento histórico de sus ventas en Estados Unidos, pero también en el resto del mundo.